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Nosotros


Las caricaturas de Pelele.- La exposición de caricaturas, hace poco alabada por los diarios, ha denunciado al público la presencia de un artista. Hasta ese momento muy pocos se han preocupado de seguir las travesuras de este muchacho, que pasó de la ciudad del Rosario a la ciudad de París, instalose en ella y en ella dio comienzo a la realización de sus sueños. A juzgar por lo que hemos visto, Pelele no fue a París con el exclusivo objeto de ser amigo de Gómez Carrillo y confirmar en cartas íntimas, la existencia de mujeres alegres y a apaches en la sublime capital. En este sentido, el barbilampiño chicuelo merece quizá más elogios que su obra misma. Tampoco consideraría yo obra suya las imágenes deformadas de algunos médicos, sorprendidos en cómicas tareas de sangre. Esto no es más que la adaptación de una viejísima caricatura francesa, donde figuran los nombres más gloriosos de la medicina. Sin embargo es lo que más ha gustado de la exposición. Sólo un escaso número de personas apreció con exactitud la faz menos visible del artista y ésta la constituyen cositas pequeñas, esbozos sin importancia, donde se manifiesta un espíritu delicado y penetrante. Corazón de pillete bueno, su tendencia no se dirige a la deformidad horrorosa que forma el éxito de las revistas actuales. Si ve la miseria no es para exagerarla; es una especie de anarquista elegante, que no apresuraría el fin del régimen burgués, porque el kake walk le entretiene y el frac le queda bien, aunque partiría su frac y su kake walk con el vagabundo hecho modelo en su taller parisién. Por eso sus visiones vividas son menos agrias. El ex hombre que mañana va a arrojarse al río por falta de pan, tiene en las páginas de Pelele un aspecto apacible; su dolor es casi melancolía y de buen grado, esa figura destrozada sonreirá a la muchacha transeúnte y compartirá con vosotros el comentario picaresco. Ello se debe a la bondad de Pelele. Prefiere la superficialidad a la amargura y la sonrisa a la imprecación. En una palabra, el alma de buen muchacho está diluida en todos sus dibujos. Pero esa, superficialidad no es más que aparente. Sus caricaturas por el hecho de ser amables   —95→   no son menos intencionadas; dice lo que dicen las demás pero sin advertir previamente su ira o su objeto. Es ligero, grácil y fino. Su estadía entre nosotros ha sido breve, lo cual prueba el afán de un perfeccionamiento definitivo, que sin duda conseguirá en París. Así, se evita también la necesidad de someterse a una tarea grosera para poder subsistir en un medio tan adverso como el nuestro para todo lo que no sea política inferior e incidencia de frigorífico. Dele Dios buena suerte. Todos afirman que tiene mucho talento, y lo demás depende de él mismo. A. Gerchunoff.

Advertencia.- La dificultosa preparación de este número especial ha obligado a la revista a retrasar por unos días su salida. Por este motivo, a fin de regularizar su marcha ha resuelto la dirección que este número sea doble, es decir, correspondiente a los meses de enero y febrero, por lo que se presenta con un aumento en el número de sus páginas.

La dirección pide asimismo disculpa a sus colaboradores, cuyas producciones ha debido postergar para el número 8 que aparecerá a principios de marzo.

Colaborarán en él, Oswaldo Magnasco, Amado Nervo, (Madrid); Manuel S. Pichardo, (Habana); Manuel Márquez Sterling, José León Pagano, Juan Pablo Echagüe, Atilio M. Chiappori, Leonardo Shérif, (Madrid); Fernando Fortún, (Madrid); Juan Aymerich, José Pardo, Pablo della Costa (hijo), Juan Mas y Pi, Alberto Gerchunoff, Mario Bravo, Federico Mertens, Julio S. Canata, Arturo Pinto Escalier, Coriolano Alberini, etc.

José León Pagano.- Habiendo debido ausentarse para Europa el doctor Leopoldo Longhi, redactor de la sección Letras italianas, y abandonar por consiguiente la mencionada sección, los Directores deseosos de que ella no quedara desierta, han encontrado en el distinguido escritor José León Pagano, un colaborador eficaz e inmediato que ha honrado la revista aceptando el ofrecimiento de ponerse al frente de la sección mencionada.

Presentar al señor Pagano a quienes se ocupan de arte y de literatura entre nosotros, es superfluo. Acredita su nombre una extensa y compleja labor efectuada en campos diversos: la novela, el teatro y la crítica artística, filosófica y literaria. Desde largo tiempo -como es sabido- desempeña el honroso cargo de crítico teatral de La Nación.

Su profundo conocimiento de la vida intelectual de Italia, país en el que ha residido muchos años, le confiere además una autoridad indiscutible en la materia que tratará en Nosotros desde el próximo número.

Sociedad de autores dramáticos.- En los primeros días del mes se ha constituido una sociedad de autores dramáticos, cuya mesa directiva la componen los señores: Otto   —96→   Miguel Cione, presidente; V. di Napoli Vita, vicepresidente; Félix Alberto de Zabalía, secretario; Raúl Casariego, secretario de actas; Alberto Ghiraldo, tesorero; Enrique García Velloso, José de Maturana, Vicente Nicolau Roig, Fernando Navarrete, vocales.

Nosotros acompaña con sus votos la labor de esta asociación, de la que puede esperarse mucho en favor del naciente teatro nacional.

Círculo de la Prensa.- La Comisión Directiva del Círculo de la Prensa termina su cometido. Este su año de labor, ha sido uno de los más provechosos para el progreso de la asociación. En efecto, debido a los esfuerzos del señor Horacio Castro Videla, dispone el Círculo de veinte, centímetros en las páginas de avisos de casi todos los diarios de la República, lo cual le permitirá, dentro poco tiempo, contar con edificio propio. Organizó un Congreso de la Prensa que, si no tuvo los resultados que pudieron esperarse, sirvió por lo menos, como vínculo de conocimiento entre los miembros dispersos de la gran familia periodística. Además, en este último año, aumentó considerablemente su número de socios.

La verdadera preocupación demostrada por el señor de Rezabal en su primer presidencia ha impuesto, en el criterio de todos, su reelección para el próximo período.

Considerándola digna de apoyo, publicamos a continuación la lista que cuenta con mayores seguridades de éxito.

Manuel de Rezabal, presidente; José Varas, vice 1.º; Justo S. López de Gomara, vice 2.º; Juan Tjarks, tesorero; Manuel María Oliver, secretario; Horacio Castro Videla, protesorero; Arturo Giménez Pastor, prosecretario; Roberto J. Bunge, bibliotecario; José L. Cantilo, Juan B. Torres, Tomás J. Izurzu, Federico B. Vilaró, Juan Cazenave, Alejandro Rial, José Merlo, Ricardo Font, vocales. Tribunal de Honor: Emilio Mitre, Ezequiel P. Paz, Carlos Vega Belgrano, Lisandro de la Torre, Agustín Álvarez.

Libros recibidos.- La Casa de la primavera, por G. Martínez Sierra, Madrid, Librería del Pueblo, 1907.

Leonor, por Rafael Padilla (Drama en dos actos y en prosa), prólogo de José Santos Chocano, Madrid, 1907.

Estudios sobre la política aduanera más conveniente a la Argentina, por Luis Eduardo Molina, Córdoba, 1907.

Noticias de policía..., por Federico A. Gutiérrez (Fag. Libert), Buenos Aires, 1907.

Apellidos blasonados, por Alejandro L. Bouquet, (Sátira filosófica en 3 actos), Buenos Aires, 1907.

Solidaridad Universitaria, (Dos discursos universitarios en Córdoba), por Rodolfo Rivarola, Buenos Aires, 1907.

Los métodos científicos, (Estudio crítico-filosófico), por Juan B. Sivori, Buenos Aires, 1907.